Crece la demanda, pero cierran los comedores por falta de mercaderías

Solo Libres Del Sur se quedó con la mitad de los espacios destinados a asistir a cientos de familias. En casi seis meses, aumentó la concurrencia 40%.

A pesar de que la economía parece comenzar a mostrar algunas facetas con saldo positivo, resaltadas hasta el hartazgo por el gobierno nacional, la situación alimentaria de amplios sectores de la población en todo el territorio del país y en el Chaco en particular continúa siendo crítica.

Retirado el Estado como red de contención, por decisión de la administración central que por estas horas se empecina en demostrar los supuestos «vicios» en la mediación de organizaciones sociales que crecieron articulando la acción estatal en el territorio, cientos de espacios donde familias enteras canalizan las necesidades básicas continúan a la deriva o sobreviviendo con aportes solidarios de dudosa proyección.

PARADOJA DE LA CRISIS

En este escenario, se produce una de las paradojas más letales del ajuste: la demanda en los comedores y merenderos aumentó un 40%, pero los espacios son cada vez más escasos, según los registros de la organización «Libres del Sur Territorial», consultados por NORTE.

Los referentes de la organización aseguran que cada mes aumenta el número de personas que concurren en busca de una taza de leche o un plato de comida que, muchas veces, es el único alimento diario.

Hasta principios del año pasado, Libres del Sur Territorial regenteaba unos 264 merenderos y comedores, en su gran mayoría, ubicados en el Área Metropolitana del Gran Resistencia, pero también con una importante presencia en el interior provincial.

El proceso de deterioro comenzó a notarse el año pasado. Ya en septiembre, la cantidad de espacios se redujo a 204, pero desde el cambio de gestión comenzó el cierre masivo para llegar a los 132 merenderos que quedan en la actualidad.

El Gobierno nacional está totalmente ausente en materia de asistencia y el provincial realiza aportes que, lógicamente, no alcanzan para abastecer la creciente demanda.

«Con el poder adquisitivo en caída libre y la falta de trabajo, la gente va perdiendo la esperanza: en la Argentina de Milei, comer pasó de ser una necesidad a ser un privilegio», resumió Sonia Cardozo, coordinadora de Libres del Sur Territorial.

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