Miguel Pikaluk: «No hay que esperar a que te pase, hay que tomar conciencia de que podemos salvar vidas»

En el Día Nacional de la Donación de Órganos, Miguel Pikaluk recordó la importancia de ser donante y reconoció que aún nos falta estar informados.

CHARATA (Agencia) El 17 de octubre de 2012, Luis Pikaluk recibió la donación en vida de un riñón, por parte de su hermano Miguel. El camino hasta esa exitosa intervención no fue sencilla. Desde los viajes para diálisis, la decisión (Miguel todavía jugaba al básquet), pero esa decisión que nació del amor, se transformó en el «tiempo suplementario» que le permitió a Luis ver crecer a Martina y a Matías, y a Miguel salvar la vida de su hermano. Sí, porque podemos salvar vidas siendo donantes vivos. 

«Realmente, uno cuando más tiempo pasa más toma dimensión de lo que hemos hecho y  lo vuelvo a decir, lo digo siempre, cuando pasa en la vereda de enfrente uno no mira, pero cuando te toca, hasta que te toca, uno empieza a sentir y creo que si bien Argentina está bien posicionada a nivel mundial con la donación de órganos, tenemos que mucha gente esperando y hay muchísimos posibles donantes. Yo he donado un riñón y sigo haciendo mi vida normal, es más, juego al maxibasquet, no tengo ningún tipo de problema, hago mi vida perfecto», reflexionó este 30 de mayo día de la donación de órganos en Argentina, Miguel Pikaluk

En diciembre de 2017, Luis falleció por un paro cardíaco. Pero esos cinco años pudo ver crecer a sus hijos, su gran anhelo, junto a Karen, su esposa, y compartir muchos dobles cumpleaños, incluso incursionar en otra profesión, tras dejar el deporte que amaba, el básquet.

«Si bien Luis ha fallecido, pero no fue por el riñón, sino por un problema cardíaco, creo que alargar la vida de un ser querido es algo que no tiene precio y creo que lo pudo disfrutar siempre» 

 «Mi donación, para mí significó muchísimo, la ayuda que le di a mi hermano y te digo, hago mi vida normal, no tomo ningún medicamento», insistió Miguel, para animar a la gente a informarse sobre la donación y el impacto que esta puede tener.

El legado

El 29 de mayo de 2024, el pequeño Matías, hijo de Lucho. Ese que con pañales andaba picando la pelota, y con cuatro años le pedía a papá que lo corrija, y que logró compartir ese tiempo extra, fue convocado para jugar el FIBA América con la selección Argentina U18. Un guiño del cielo, un camino propio que Matías, construyó en una familia que es sinónimo de básquet.

«Cuando Mati empezó con el tema de la Liga de Desarrollo y todo eso, ya sabíamos que algo bueno iba a suceder y bueno, si bien todos saben lo que pasó y lo que sucedió siempre con el básquet para nosotros, tanto para Luis, para Rubén, mis hermanos, significó todo, lo llevamos muy, muy adentro; y hoy tener a Mati en la Selección Nacional es la frutilla del postre y creo que esto recién comienza, vienen cosas mejores todavía para él», dice orgulloso, Miguel, su tío.

«Hoy vamos a disfrutar de Mati en la selección, es algo muy importante, nos cala mucho porque Luis no está, pero bueno, yo sé que lo está mirando y ese es el ángel que él tiene, el carisma que tiene Mati, son cosas que te van calando muy hondo» , reconoció, en esa mezcla de alegría y tristeza.

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